lunes, 16 de agosto de 2021

Científico creyente nº 27 – Samuel Morse (1791-1872)

Continúo con la publicación de los capítulos 8 a 12 de mi libro "El Señor de los dos libros" 2ª edición. Uno a uno iré publicando las biografías de cientos de científicos creyentes de todas las épocas.

Físico nº 7; creyente nº 27

 


27.                       Samuel Morse (1791-1872)

Inventor y pintor estadounidense. Hijo y nieto de importantes pastores cristianos. Su padre, también famoso geógrafo, Jedidiah Morse (1761-1826) es considerado un patriota y padre de la geografía americana. Antes de seguir con Samuel, veamos un breve resumen de la vida de su padre:

Jedidiah Morse (1761-1826) fue un famoso geógrafo estadounidense; es considerado un patriota y padre de la geografía americana. Tuvo su título de doctor en Divinidad y ejerció como pastor varios años.

Jedidiah publicó el primer libro de texto sobre la geografía de América, Geografía Made Easy (1784) y sus libros se usaron ampliamente en las escuelas, colegios y bibliotecas y se utilizan en miles de hogares[1]. En 1796 terminó la primera geografía completa de América del Norte, titulada The American Gazetteer.

Jedidiah escribió en un Sermón[2] en 1799, acerca de la importancia del cristianismo a nivel social: “A la amable influencia del Cristianismo le debemos ese grado de libertad civil y felicidad política y social que la humanidad ahora disfruta. A medida que los efectos genuinos del Cristianismo van disminuyendo en cualquier nación, ya sea por falta de fe, o la corrupción de sus doctrinas, o el descuido de sus instituciones; en la misma proporción la voluntad del pueblo de esa nación se aleja de las bendiciones de la verdadera libertad. Siendo así, se deduce, que todos los esfuerzos para destruir las bases de nuestra santa religión, tienden en última instancia a la subversión también de nuestra libertad política y de la felicidad. Siempre que caigan los pilares del cristianismo, nuestras actuales formas republicanas de gobierno, y todas las bendiciones que emanan de ellos, deben caer con ellos”. 

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Volviendo a Samuel Morse, inventó, entre otras cosas, el telégrafo, el primer aparato que usa electricidad para las comunicaciones, por lo cual su nombre pasó a la fama. Con la ayuda de Alfred Lewis Vail, inventaron un alfabeto para transmitir las señales, el código morse, que, en síntesis, convierte señales eléctricas cortas y largas en puntos y rayas respectivamente, las que, de acuerdo a su disposición se traducen en las distintas letras que finalmente forman las palabras, frases, etc. El popular primer mensaje transmitido desde el Capitolio, en Washington, hasta el Ferrocarril de Baltimore, para inaugurar la primera línea telegráfica en EE.UU. el 24 de mayo de 1844 fue: What hath God wrought (que puede traducirse Lo que ha hecho Dios, una expresión de asombro y maravilla que se encuentra en Números capítulo 22 verso 22). Según Morse, dicho mensaje, dictado por la señora Annie G. Ellsworth, representaba perfectamente su propio pensamiento de atribuir todo el honor a Dios.

 

Imagen 1: primer mensaje: What hath God wrought

Imagen 2: ampliación y recorte de la cinta original del primer mensaje; la escritura en el borde superior es de Morse. A media altura se notan, sobre las letras de God (Dios) borrosamente algunas de las marcas del código morse.



Morse dijo[3]: “La educación sin religión está en peligro de sustituir las teorías salvajes por las reglas simples de sentido común del cristianismo”

Education without religion is in danger of substituting wild theories for the simple common sense rules of Christianity.

 

Cuatro años antes de morir, Samuel Morse dijo[4]:

 

“Cuanto más me acerco al final de mi peregrinación, más clara es la evidencia del origen divino de la Biblia, la grandeza y la sublimidad del remedio de Dios para el hombre caído son más apreciadas, y el futuro es iluminado con esperanza y alegría”

“The nearer I approach to the end of my pilgrimage, the clearer is the evidence of the divine origin of the Bible, the grandeur and sublimity of God's remedy for fallen man are more appreciated, and the future is illumined with hope and joy”



[1] Datos obtenidos del artículo: Our Republic Depends on Christianity? (Nuestra República ¿Depende del Cristianismo?), por Dave Miller, en Apologetics Press, consultado el 14/01/2014, web: http://www.apologeticspress.org/APPubPage.aspx?pub=1&issue=591&article=661

[2] Morse, Jedidiah, A sermon, exhibiting the present dangers, and consequent duties of the citizens of the United States of America: Delivered at Charlestown, April 25, 1799. (Un sermón, mostrando los peligros actuales y consiguientes deberes de los ciudadanos de los Estados Unidos de América: Pronunciado en Charlestown, 25 de abril de 1799), editado y vendido por Samuel Etheridge, Universidad de California, 1799, pág. 11: «To the kindly influence of Christianity we owe that degree of civil freedom, and political and social happiness which mankind now enjoys. In proportion as the genuine effects of Christianity are diminished in any nation, either through unbelief, or the corruption of its doctrines, or the neglect of its institutions; in the same proportion will the people of that nation recede from the blessings of genuine freedom, and approximate the miseries of complete despotism. All efforts to destroy the foundations of our holy religion, ultimately tend to the subversion also of our political freedom and happiness. Whenever the pillars of Christianity shall be overthrown, our present republican forms of government, and all the blessings which flow from them, must fall with them».

[3] Morse, Samuel, citado, por ejemplo, en el libro Beautiful Words of Life, por Josefina U. Hudson, Xlibris Corporatión, EEUU, 2008, pág. 262, en inglés.

[4] Morse, Samuel, citado, por ejemplo, en The Amazing Morses: Sam and Jed, por Diane Severance, en Christianity.com, consultado el 30/06/2016, web, http://www.christianity.com/church/church-history/timeline/1701-1800/the-amazing-morses-sam-and-jed-11630271.html, en inglés.

sábado, 24 de abril de 2021

Científico creyente nº 26 – Hans Christian Oersted (1777-1851)

Continúo con la publicación de los capítulos 8 a 12 de mi libro "El Señor de los dos libros" 2ª edición. Uno a uno iré publicando las biografías de cientos de científicos creyentes de todas las épocas.

Físico nº 6; creyente nº 26

 


26.                       Hans Christian Oersted (1777-1851)

 

Físico, químico y farmacéutico dinamarqués (o danés); en 1799 recibió el grado de doctor con una tesis sobre la filosofía de Kant. Oersted (Ørsted en danés) es el descubridor del electromagnetismo; gracias a esto fue nombrado secretario perpetuo de la Real Academia Danesa de Ciencias y Letras y director de la escuela politécnica de Copenhague por él fundada, además de consejero real. Fue rector de la Universidad de Copenhague en varias oportunidades. Entre sus escritos se destacan Consideraciones de las leyes químicas y El espíritu de la ciencia. En 1820 recibe la medalla Copley[1] de la Royal Society por sus descubrimientos electro-magnéticos.

De religión protestante, se casó con Inger Birgitte Ballum, hija de un pastor. Como se describe en Historia de la literatura danesa[2], ha hecho fuertemente hincapié en la relación armónica entre, por una parte, las diferentes formas de conocimiento, la ciencia, la filosofía y el arte, y por otra parte, el Cristianismo. Se lo considera uno de los primeros, sino el primero, en destacar la unidad profunda en la naturaleza y en su comprensión de las leyes de la naturaleza como leyes racionales...y  fue aún más lejos al percibir la naturaleza como los pensamientos de Dios o de una revelación de la voluntad y de la razón divina[3].

Él escribió Aanden i Naturen (El espíritu de la naturaleza). Allí dice[4]: El cristianismo estableció un reino de Dios sobre la tierra...como consecuencia de su naturaleza es también un reino de razón. Mientras que la ciencia se esfuerce tras el mismo objetivo, y contribuya mucho para el desarraigo de las pasiones, y el desarrollo de la razón, es compatible con el cristianismo.

Él dijo[5]: Cualquier investigación exhaustiva de la naturaleza conduce al conocimiento de Dios.

Jede gründliche Naturuntersuchung führt zur Gotteserkenntnis. Oersted.

Poco más de diez años después de su muerte se dijo de él[6]: “Su muerte fué tranquila y suave, propia de un cristiano que, en el estudio de la naturaleza, aprendió á acatar y amar á su Divino Autor, y que  con la grandeza de sus conatos se mantuvo exento de toda pasión vulgar” (Sic)



[1] La Medalla Copley es el premio más antiguo (1731) y prestigioso de la Royal Society, se otorga anualmente por los logros sobresalientes en la investigación en cualquier rama de la ciencia. El premio alterna entre las ciencias físicas y biológicas (años pares e impares, respectivamente).

La han recibido entre otros: Oersted, Kelvin, Pasteur, Planck, Faraday, Rutherford, Einstein, Franklin, etc.

Ver página oficial, Copley Medal; The Royal Society: https://royalsociety.org/grants-schemes-awards/awards/copley-medal/

[2] Dansk litteraturs historie: Ånden i naturen - H.C. Ørsted (Historia de la literatura danesa: El espíritu de la naturaleza – H. C. Oersted), por Kim Minke en Den Store Danske (El gran danés) http://denstoredanske.dk/, Gyldendal 2009-2016.

[3] Ídem anterior

[4] Oersted, Hans Christian, Aanden i Naturen (El espíritu de la naturaleza), editado por Universitetsboghandler A. F. Höst, 1856, cap. 38

[5] Oersted, citado por Hoffmann, Siegbert en “Die Jahrtausend Sensation” (El Sensacional Milenio), BoD – Books on Demand, 2012, pág. 7.

También citado en la tradicional revista alemana: Stimmen aus Maria-Laach, Edit. Herder, año:1902, pág. 89.

[6] Müller, Carl, Juan Cristiano Oersted, en La abeja, revista científica y literaria ilustrada, 1862, tomo 1, Barcelona, págs. 11-12, traducción de Antonio Rave. Disponible en: https://books.google.com.ar/books?id=qks9AQAAMAAJ consultado el 21/06/2016.

jueves, 25 de febrero de 2021

Científico creyente nº 25 - André Marie Ampère (1775-1836)


Continúo con la publicación de los capítulos 8 a 12 de mi libro "El Señor de los dos libros" 2ª edición. Uno a uno iré publicando las biografías de cientos de científicos creyentes de todas las épocas.

Físico nº 5; creyente nº 25


 

25.  André Marie Ampère (1775-1836)

 

Físico y matemático francés. Fue un niño prodigio; a los doce años manejaba las matemáticas conocidas. Miembro de la Academia de Lyon. Se lo considera el fundador del electromagnetismo; una de sus leyes lleva el nombre de Ampère. La unidad de intensidad de corriente del Sistema Internacional de Unidades lleva también su nombre.

Su fe cristiana era muy profunda. Escribió una muy interesante tesis apologética llamada[1] “Sobre las pruebas históricas de la divinidad del cristianismo”, la que consta de tres secciones: I) Pruebas extraídas del Antiguo Testamento; II) Pruebas extraídas de los escritos de los enemigos del cristianismo y III) Pruebas extraídas de los escritos de cristianos.

En su diario personal escribió[2]: “La mente es solo para llevarnos a la verdad y al bien soberano. ¡Feliz es el hombre que se desnuda para vestirse, que pisotea la sabiduría vana para poseer la de Dios, desprecia el espíritu tanto como el mundo lo estima! No adaptes tus ideas a las del mundo, si quieres que se ajusten a la verdad ... La figura de este mundo está pasando. Si te alimentas de sus vanidades, pasarás como ella. Pero la verdad de Dios permanece para siempre; si te alimentas de él, serás permanente como ella. ¡Dios mio! ¿Cuáles son todas estas ciencias, todos estos razonamientos, todos esos descubrimientos de genio, todas esas concepciones vastas que el mundo admira y cuya curiosidad alimenta tan ansiosamente? En verdad, nada más que vanidades puras ... Estudia las cosas de este mundo, es el deber de su estado; pero míralos solo con un ojo, deja que tu otro ojo esté constantemente fijo en la luz eterna. Escucha a tus hombres instruidos, pero solo escúchalos con un oído; deja que el otro siempre esté listo para recibir los dulces acentos de la voz de tu amigo celestial; escribe con una mano, manten la otra asida a la vestidura de Dios, como el niño a la de su padre ... ¡Que mi alma, desde hoy, permanezca unida a Dios y a Jesucristo! ... Bendíceme, mi Dios”

Ante la ejecución de su padre en 1793 y especialmente la muerte de su esposa en 1803, se aferró aún más a la fe y a la lectura de la Biblia. Él, un profundo científico, le dijo al futuro profesor de historia de la literatura Frédéric Ozanam (1813-1853)[3]: «¡Que Grande es Dios! Ozanam, ¡Que grande es Dios! ¡y nosotros no sabemos nada!»

 



[1] Ampére, A. M.; Valson, C. A. (1897) Mémoire Inédit D’Ampère: Sur les preuves historiques de la divinité du christianisme (Memorias inéditas de Ampère: Sobre las pruebas históricas de la divinidad del cristianismo), Apéndice, págs. 397-419 en: Valson, C. A. La vie et les travaux D’André-Marie Ampère (La vida y los trabajos de André-Marie Ampére). Librería General Católica y Clásica. Lyon.  

[2] Valson, C. A. (1874) Revue Scientifique. Quelques pages de la jeunesse d’Ampère (Revista científica. Algunas páginas de la juventud de Ampère), págs. 1109-1121 en: Le Contemporain: revue d'économie chrétienne (El contemporáneo: revista de economía cristiana). Librería Henri Le Clere Reichel. París; págs. 1120-1121: «L’esprit n’est fait que pour nous conduire à la vérité et au souverain bien. Heureux l’homme qui se dépouille pour être revêtu, qui foule aux pieds la vaine sagesse pour posséder celle de Dieu, méprise l’esprit autant que le monde l’estime! Ne conforme pas tes idées à celles du monde, si tu veux qu’elles soient conformes à la vérité... La figure de ce monde passe. Si tu te nourris de ses vanités, tu passeras comme elle. Mais la vérité de Dieu demeure éternellement; si tu t’en nourris, tu seras permanent comme elle. Mon Dieu! que sont toutes ces sciences, tous ces raisonnements, toutes ces découvertes de génie, toutes ces vastes conceptions que le monde admire et dont la curiosité se repaît si avidement? En vérité, rien que de pures vanités ... Étudie les choses de ce monde, c’est le devoir de ton état; mais ne les regarde que d’un œil, que ton autre œil soit constamment fixé sur la lumière éternelle. Écoute tes savants, mais ne les écoute que d’une oreille; que l’autre soit toujours prête à recevoir les doux accents de la voix de ton ami céleste; n’écris que d’une main, de l’autre tiens-toi aux vêtements de Dieu, comme un enfant se tient aux vêtements de son père ... Que mon âme, à partir d’aujourd’hui, reste ainsi unie à Dieu et à Jésus-Christ! ... Bénissez-moi, mon Dieu»

[3] Ozanam, Frédéric Antoine; prefacio de Ampère (1891, 6ª ed.), Oeuvres Completes (obras completes). Librería Victor Lecoffre. París, Tomo. X, Pág. 39: «Que Dieu est grand! Ozanam, que Dieu est grand! Et que nous ne savons rien!», disponible en:  https://archive.org/details/oeuvrescompltesd10ozan