jueves, 25 de febrero de 2021

Científico creyente nº 25 - André Marie Ampère (1775-1836)


Continúo con la publicación de los capítulos 8 a 12 de mi libro "El Señor de los dos libros" 2ª edición. Uno a uno iré publicando las biografías de cientos de científicos creyentes de todas las épocas.

Físico nº 5; creyente nº 25


 

25.  André Marie Ampère (1775-1836)

 

Físico y matemático francés. Fue un niño prodigio; a los doce años manejaba las matemáticas conocidas. Miembro de la Academia de Lyon. Se lo considera el fundador del electromagnetismo; una de sus leyes lleva el nombre de Ampère. La unidad de intensidad de corriente del Sistema Internacional de Unidades lleva también su nombre.

Su fe cristiana era muy profunda. Escribió una muy interesante tesis apologética llamada[1] “Sobre las pruebas históricas de la divinidad del cristianismo”, la que consta de tres secciones: I) Pruebas extraídas del Antiguo Testamento; II) Pruebas extraídas de los escritos de los enemigos del cristianismo y III) Pruebas extraídas de los escritos de cristianos.

En su diario personal escribió[2]: “La mente es solo para llevarnos a la verdad y al bien soberano. ¡Feliz es el hombre que se desnuda para vestirse, que pisotea la sabiduría vana para poseer la de Dios, desprecia el espíritu tanto como el mundo lo estima! No adaptes tus ideas a las del mundo, si quieres que se ajusten a la verdad ... La figura de este mundo está pasando. Si te alimentas de sus vanidades, pasarás como ella. Pero la verdad de Dios permanece para siempre; si te alimentas de él, serás permanente como ella. ¡Dios mio! ¿Cuáles son todas estas ciencias, todos estos razonamientos, todos esos descubrimientos de genio, todas esas concepciones vastas que el mundo admira y cuya curiosidad alimenta tan ansiosamente? En verdad, nada más que vanidades puras ... Estudia las cosas de este mundo, es el deber de su estado; pero míralos solo con un ojo, deja que tu otro ojo esté constantemente fijo en la luz eterna. Escucha a tus hombres instruidos, pero solo escúchalos con un oído; deja que el otro siempre esté listo para recibir los dulces acentos de la voz de tu amigo celestial; escribe con una mano, manten la otra asida a la vestidura de Dios, como el niño a la de su padre ... ¡Que mi alma, desde hoy, permanezca unida a Dios y a Jesucristo! ... Bendíceme, mi Dios”

Ante la ejecución de su padre en 1793 y especialmente la muerte de su esposa en 1803, se aferró aún más a la fe y a la lectura de la Biblia. Él, un profundo científico, le dijo al futuro profesor de historia de la literatura Frédéric Ozanam (1813-1853)[3]: «¡Que Grande es Dios! Ozanam, ¡Que grande es Dios! ¡y nosotros no sabemos nada!»

 



[1] Ampére, A. M.; Valson, C. A. (1897) Mémoire Inédit D’Ampère: Sur les preuves historiques de la divinité du christianisme (Memorias inéditas de Ampère: Sobre las pruebas históricas de la divinidad del cristianismo), Apéndice, págs. 397-419 en: Valson, C. A. La vie et les travaux D’André-Marie Ampère (La vida y los trabajos de André-Marie Ampére). Librería General Católica y Clásica. Lyon.  

[2] Valson, C. A. (1874) Revue Scientifique. Quelques pages de la jeunesse d’Ampère (Revista científica. Algunas páginas de la juventud de Ampère), págs. 1109-1121 en: Le Contemporain: revue d'économie chrétienne (El contemporáneo: revista de economía cristiana). Librería Henri Le Clere Reichel. París; págs. 1120-1121: «L’esprit n’est fait que pour nous conduire à la vérité et au souverain bien. Heureux l’homme qui se dépouille pour être revêtu, qui foule aux pieds la vaine sagesse pour posséder celle de Dieu, méprise l’esprit autant que le monde l’estime! Ne conforme pas tes idées à celles du monde, si tu veux qu’elles soient conformes à la vérité... La figure de ce monde passe. Si tu te nourris de ses vanités, tu passeras comme elle. Mais la vérité de Dieu demeure éternellement; si tu t’en nourris, tu seras permanent comme elle. Mon Dieu! que sont toutes ces sciences, tous ces raisonnements, toutes ces découvertes de génie, toutes ces vastes conceptions que le monde admire et dont la curiosité se repaît si avidement? En vérité, rien que de pures vanités ... Étudie les choses de ce monde, c’est le devoir de ton état; mais ne les regarde que d’un œil, que ton autre œil soit constamment fixé sur la lumière éternelle. Écoute tes savants, mais ne les écoute que d’une oreille; que l’autre soit toujours prête à recevoir les doux accents de la voix de ton ami céleste; n’écris que d’une main, de l’autre tiens-toi aux vêtements de Dieu, comme un enfant se tient aux vêtements de son père ... Que mon âme, à partir d’aujourd’hui, reste ainsi unie à Dieu et à Jésus-Christ! ... Bénissez-moi, mon Dieu»

[3] Ozanam, Frédéric Antoine; prefacio de Ampère (1891, 6ª ed.), Oeuvres Completes (obras completes). Librería Victor Lecoffre. París, Tomo. X, Pág. 39: «Que Dieu est grand! Ozanam, que Dieu est grand! Et que nous ne savons rien!», disponible en:  https://archive.org/details/oeuvrescompltesd10ozan