viernes, 1 de abril de 2022

LA CIENCIA Y LA FE. ¿La ciencia está en contra de la fe bíblica? (Nota en el periódico El Puente, julio 2012)

La ciencia y la fe

¿La ciencia está en contra de la fe Bíblica?


Por Fernando Walsh, Periódico El Puente, año XXVI, N° 324, Julio 2012. P. 10.

Profesor de matemática, física y cosmografía

fernandowalsh@hotmail.com

 

¿Está la ciencia en contra de la fe bíblica? ¿Nuestra fe es irracional? ¿O por el contrario, la ciencia aporta fundamentos a la fe cristiana? En esta nota el profesor Fernando Walsh aporta algunas evidencias de lo que ha sucedido en el pasado y de lo que está aconteciendo actualmente en el mundo de la ciencia.


Cuando en el 2009 el Doctor en Química y en Medicina Francis Collins era designado Director de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU por el presidente Barack Obama, éste lo calificó como “uno de los mejores científicos del mundo”.

Collins es un genetista reconocido mundialmente por haber sido el Director del Proyecto Genoma Humano (1993-2008) que en el 2003 completó la secuenciación del ADN del ser humano, considerado uno de los descubrimientos científicos más importantes de la historia. Él también descubrió los genes responsables de varias enfermedades (fibrosis quística en 1989, etc.)

En el 2006 publicó un libro llamado “The language of God” (El lenguaje de Dios) éxito de ventas, en el que presenta evidencias de la existencia de Dios desde la biología, la astrofísica, la psicología y otras ramas de la ciencia.

En el Desayuno Nacional de Oración del año 2007, ante el presidente George Bush, gobernadores, congresistas y personalidades de distintas partes del mundo, Collins, orador principal, contó delante de unas cuatro mil personas, entre otras cosas, su experiencia de conversión: de ateo a cristiano. Dijo: “la creación de Dios es majestuosa, asombrosa, intrincada y hermosa…Él es el mismo Dios, no importa si lo encuentras en la Catedral o en el Laboratorio. Él está en las leyes de la Física, pero también es la fuente del amor fundamental y del perdón”. Luego hizo algo que sorprendió a muchos, sacó una guitarra e invito a la multitud a unirse a cantar el himno “Alaba a la fuente de la fe y del conocimiento”, del Reverendo Thomas Troeger.

Collins tiene[1] 62 años y es cristiano evangélico.

La ciencia y la fe cristiana, lejos de ser enemigas, se complementan. Ahora bien, no tiene ésta idea una posición dominante en muchos círculos académicos. La educación en el mundo, y especialmente en Argentina, ha pasado a ser cada vez más “atea” o materialista”. Desde distintos ámbitos de poder se viene presionando para que la fe cristiana sea relegada a los templos y que en las Escuelas y Universidades solo “hable” la nueva diosa que todo lo sabe, todo lo puede y todo lo predice: la supuesta “objetiva” e “inmaculada” Ciencia. Pero eso sí, libre de toda “influencia religiosa”. ¡Qué pretensión!

Ahora bien, quienes intentan imponer esta postura desconocen o esconden una realidad incontrastable: la ciencia y la fe bíblica son inseparables desde sus mismos inicios. Como dijo Lord Kelvin (1824-1907) físico y matemático británico, quien realizara aportes fundamentales a la termodinámica: “La misma ciencia debe afirmar el poder creativo de Dios en el universo”.

Como cuento en mi libro “El Señor de los dos libros”,  me he sorprendido al descubrir que los principales científicos de todos los tiempos, que promovieron los mayores descubrimientos y avances en la mayoría de las ramas de la ciencia, han sido o son profundos creyentes en el Dios de la Creación.

Copérnico, Galileo, Kepler y Newton, tan solo cuatro exponentes de los “gigantes de la ciencia”, eran asiduos lectores de la Biblia; por ella conocían que Dios había creado el universo de una forma ordenada y racional, le había dado leyes (Jeremías 33:25) e hizo al hombre a su imagen, con la capacidad de razonar y descubrir la sabiduría manifestada por Dios en la naturaleza. Eso los motivó a la búsqueda de dichas leyes que gobiernan el mundo natural. Su fe cristiana fue el motor impulsor de su trabajo.

James Clerk Maxwell (1831-1879), físico escocés que descubrió las leyes del electromagnetismo, dijo “Toda mi vida he creído en Jesucristo como el hijo de Dios; mi fe en las creación de la mano de Dios ha sido mi más grande motivación en sentido para  todos mis estudios científicos; a Él y solo Él sea la gloria por los siglos de los siglos”.

Gugliermo Marconi (1874-1937), físico e ingeniero eléctrico italiano, quien recibió el Premio Nobel de Física en 1909 por inventar la transmisión telegráfica inalámbrica por ondas de radio, dijo “Yo no he hecho más que buscar las leyes de Dios en el libro de la naturaleza”.

Charles Townes (n.1915)[2] científico estadounidense, que recibió, entre otros premios, el Nobel de Física en 1964 por los aportes al descubrimiento del LASER, dijo: “Creo firmemente en la existencia de Dios, basado en la intuición, las observaciones, la lógica, y también en los conocimientos científicos”.

Una idea que han compartido muchos teólogos y científicos, es la siguiente: hay dos libros, la Naturaleza, que nos habla de las “obras de Dios”, las que nos muestran su poder y grandeza (Romanos 1:20), y la Biblia, que es la “Palabra de Dios”, la cual nos revela su amor infinito, manifestado especialmente en la vida, obra, muerte y resurrección de Jesucristo.

Muchas personas no pueden acercarse a la Biblia porque han sido adoctrinadas en la visión de que la naturaleza es producto del azar. Ven a la Biblia como un cuento de fábulas, porque la visión materialista que excluye lo sobrenatural les ciega la mente. Además el hombre ha inventado tantas creencias fantasiosas que muchos se refugian en la supuesta racionalidad de la ciencia como una defensa para no caer en manos de cualquier doctrina errónea. Pero aun la atea es una creencia irracional.  Por eso, cuando se les enseña que desde la ciencia se concluye en la realidad de un Ser superior que ha diseñado el universo con un “ajuste fino” para que los seres humanos vivamos en este planeta, estamos ayudando a las personas a acercarse a la Biblia, que les mostrará cómo conocer a ese Ser superior y como conducirse en esta vida.

Nuestro principal conocimiento proviene de la Biblia; es el Libro de los libros.

Pero también debemos conocer el libro de la naturaleza. Justus Von Liebig (1803- 1873), iniciador de la química biológica, dijo: La grandeza e infinita sabiduría del Creador la reconocerá realmente sólo el que se esfuerce por extraer sus ideas del gran libro que llamamos la naturaleza”.    De esta manera estaremos mejor “preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1ª Pedro 3:15).



[1] Al republicar esta nota tiene 71 años

[2] falleció en 2015